Mi vocación por la profesión comienza ya desde pequeña. Mis padres, trabajaban en el sector y me gustaba conversar con ellos de asuntos relacionados con temas administrativos, fiscales, laborales…La expresión de “nacer con un pan bajo el brazo”, en mi caso, puede ser “nacer con una calculadora bajo el brazo”.
Cuando tenía alrededor de 12 años, mis padres emprendieron y abrieron su despacho. Mi madre, muy sabia, me enseñó que cuando alguien quiere algo, tiene que luchar por ello. ¿Cómo lo hacía? Si quería irme de viaje, o algún capricho, podía colaborar con ellos para conseguir mi objetivo. Con esta experiencia, no sólo aprendí a esforzarme por conseguir lo que quería, sino también aquellos asuntos de los que hablaba siendo pequeña, veía el ejemplo práctico.
Al terminar el instituto, decidí estudiar la licenciatura en Administración y Dirección de Empresas. Al terminar, realicé un curso de Posgrado en Habilidades Directivas y trabajé en el sector. Después de un tiempo, decidí emprender mi camino.
Realicé las pruebas de acceso a la profesión de Gestor Administrativo, que superé y me colegié. Me gusta mi trabajo, no sólo porque me gustan los asuntos que trato sino también porque trabajo con personas: detrás de cada número de una empresa, hay una persona.
Detrás de una gestión siempre hay una persona.